Kazuyo Sejima nació en 1956, Ibaraki, Japón. Es socia fundadora de SANAA (Sejima + Nishizawa y Asociados), junto a Ryue Nishizawa. Arquitecta, profesional incesante que ha plasmado su estilo en varios países del mundo. Su obra plantea habitar entre lo material y lo abstracto, buscando la perfección en cada una de sus pinceladas constructivas. No quiere construir por todo el mundo; quiere poder pensar cada proyecto. De un carácter discreto, sencillo pero sin lugar a dudar...una mujer de carácter decidido. Esa actitud ha marcado un antes y un después en la arquitectura.
Los padres de Kazuyo Sejima querían que siguiera su propio camino, su madre era ama de casa y su padre ingeniero industrial. El primer encuentro de Sejima con la arquitectura se produjo siendo pequeña, cuando por casualidad encontró una revista (sus padres la habían adquirido en el proceso de búsqueda de información para construir la casa familiar) donde le impactó y fascinó la imagen de una casa, con un volumen único y un simple elevado sobre columnas placa. Años más tarde descubriría que se trataba de la Sky House de Kiyonori Kikutake. Con sólo ocho años empezó a plasmar montones de dibujos y propuestas para sus padres; lastimosamente la casa no se realizó, pero la experiencia fue una huella importante en su vida.
"Luego, dos años después, cuando vivíamos en un barrio de viviendas pareadas de empleados de Hitachi, todas exactamente iguales, llegó un ingeniero americano, y cuando entré en su casa sentí otra gran sorpresa, su manera de usar la misma casa que teníamos nosotros era diferente, por dentro era completamente distinta, habían cubierto todo el suelo de moqueta roja, habían eliminado particiones; el espacio era continuo, con cuatro elementos habían transformado una casa y el modo de habitarla, las casas eran muy sencillas; todas completamente iguales, pero estaba claro que permitían una gran libertad individual".
Kazuyo Sejima finalizó los estudios de Arquitectura en la Universidad de Mujeres, era una Universidad progresista, donde trabajaban mucho la pequeña escala de proyectos, mientras que en otras escuelas del país, abordaban escalas de mayor envergadura. Sejima recuerda el hecho de dedicarse al estudio minucioso de la vivienda como un hecho particularmente ambiguo por lo que la casa es el punto de partida, el espacio primigenio que antecede lo colectivo y particularmente su interés en su evolución en el tiempo. Sin embrago, reconoce que en la Universidad el departamento de profesoras se iba formando con tiempo y en el tiempo, y no había demasiadas mujeres arquitectas dedicadas a la gran escala.
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